CALOR.


Los días calurosos llegaron con sus
noches húmedas y con hastío
a revolverme la cabeza.

El hambre es más profunda cuando hay calor,
el sueño es ligero y atormentado,
y la sed no se quita ni con el sexo.

Duermo al desnudo pudor de mi desconfianza,
porque puede que se despierte el monstruo,
y aun así despierto pegado al suelo.

Me marcho cansado a trabajar y regreso igual,
salgo a beber el frío llanto de la noche
a recitar eructos a los amores espurios

y aun está ahí el calor lacerante,
recibiéndome con brazos abiertos,
para sumergirme en su seno demencial.

No hay alcohol que alcance o mujer que le importe
pero debajo de mi cama no hay calor
por debajo soy libre, soy un gigante.

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