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Mostrando entradas de mayo, 2008

EL PATIO.

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El grifo caía con lasitud, reverberando sus lamentos en las paredes. Solitario vertía sus llantos sobre la boca abierta de la pila. Lágrimas cristalinas, puras, hilvanando rostros de niñas al caer y se dispersan con rapidez, en la soledad de su tarea, sin compañía alguna el grifo no despierta completamente, hipnotizante en su llanto para las aves que lo presencian desde las nubes asexuadas. La marcha de las gotas se prolonga, en la ausente presencia de la dama que dejó abierta la llave. Sin decir nada llega un ruiseñor, advierte el dolor de amapolas ensangrentadas, esas que con sus ojos negros claman por unas gotas de ese grifo, que no se mueve en dolor ajeno, ellas mueren… solo mueren. El asfíctico sonido de ese agujero que traga el agua afanosamente no compite con el grifo, no puede, no quiere. El ruiseñor se atreve; lo piensa por un eterno segundo; pero se atreve, velozmente nada a través del viento directo al hilo plateado, el hilo que alimenta, el que forja las caritas, el que

SERENO.

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La llovizna calló para crucificar a los amantes separados, a los enamorados solitarios y uno que otro borracho; no vino a enjaular impulsos viscerales que no se pueden intelectualizar; los deseos más callados, incisivos, no se destruyen solo florecen con el sopor que la noche trae consigo, mas no poder derramarlos en regazos oscuros, la musa se distrae sin contar los cuentos de la infamia que llora y los murciélagos beben la sangre del viento que esta en su contra. Donde mas poder falta, es en los labios, callados en sinceridad pero renuentes en la pasión, mucho que desear. Se enclaustran los temerosos, los que nunca tuvieron el coraje de sentir la lluvia en su cabeza, ahora se lamentan, vanos, deplorables, cobardes, con la boca repleta de ceniza para saborear lejanía. El aire ruge en los brazos, la compañía hace falta, no llores que estoy aquí. El tiempo se escurre en el colador, se acaba, no esta de más un poco de cerveza, son las cosas simples que sueltan tu risa las que me agradan,

SUNTUOSO DESVELO.

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Cuando se acerco por un sendero caído A través de lluvia que no implora, solo arrebata Con esas gotas el pasto argentado asemeja Los susurros del viento solo arrullan Cansado, quebrado a su hogar llega Ausentes cariños y besos, su tortura ahora comienza Resabios vivos y encendidos Las manos y los pies le astillan El cielo estrellado como lobo enseñando Mejor ahogarse en éter y ajenjo No recuerda la desdicha o su origen Solo sabe que morirá Bebió agua del río Leteo y se marcho Sacudió las rosas y arranco los mosquitos Para dar de comer a los locos Pero siempre fue lo mismo Hilvano canciones en el alba Para recitarlas en la siesta Como sangre en el abrevadero se pierde Los grillos saltan al más allá Y regresan con las manos vacías Todo se ha visto, pero no se ha oído Cae con lentitud al suelo Pues un agujero amargo a la sien le adorna