CALOR.
Los días calurosos llegaron con sus noches húmedas y con hastío a revolverme la cabeza. El hambre es más profunda cuando hay calor, el sueño es ligero y atormentado, y la sed no se quita ni con el sexo. Duermo al desnudo pudor de mi desconfianza, porque puede que se despierte el monstruo, y aun así despierto pegado al suelo. Me marcho cansado a trabajar y regreso igual, salgo a beber el frío llanto de la noche a recitar eructos a los amores espurios y aun está ahí el calor lacerante, recibiéndome con brazos abiertos, para sumergirme en su seno demencial. No hay alcohol que alcance o mujer que le importe pero debajo de mi cama no hay calor por debajo soy libre, soy un gigante.