Cuando se acerco por un sendero caído A través de lluvia que no implora, solo arrebata Con esas gotas el pasto argentado asemeja Los susurros del viento solo arrullan Cansado, quebrado a su hogar llega Ausentes cariños y besos, su tortura ahora comienza Resabios vivos y encendidos Las manos y los pies le astillan El cielo estrellado como lobo enseñando Mejor ahogarse en éter y ajenjo No recuerda la desdicha o su origen Solo sabe que morirá Bebió agua del río Leteo y se marcho Sacudió las rosas y arranco los mosquitos Para dar de comer a los locos Pero siempre fue lo mismo Hilvano canciones en el alba Para recitarlas en la siesta Como sangre en el abrevadero se pierde Los grillos saltan al más allá Y regresan con las manos vacías Todo se ha visto, pero no se ha oído Cae con lentitud al suelo Pues un agujero amargo a la sien le adorna
Los días calurosos llegaron con sus noches húmedas y con hastío a revolverme la cabeza. El hambre es más profunda cuando hay calor, el sueño es ligero y atormentado, y la sed no se quita ni con el sexo. Duermo al desnudo pudor de mi desconfianza, porque puede que se despierte el monstruo, y aun así despierto pegado al suelo. Me marcho cansado a trabajar y regreso igual, salgo a beber el frío llanto de la noche a recitar eructos a los amores espurios y aun está ahí el calor lacerante, recibiéndome con brazos abiertos, para sumergirme en su seno demencial. No hay alcohol que alcance o mujer que le importe pero debajo de mi cama no hay calor por debajo soy libre, soy un gigante.
Una añoranza que abarca todo tu cuerpo, Un segundo que se quedo guardado en una lágrima, Un suspiro perdido y una medicina que no llega. Se acabaron los regalos y los regaños, Al ruido se lo llevo el viento, Y a ti te robo el destino
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