YO, MINORIA ABSOLUTA.
Un extraño en las similitudes más familiares, el pariente lejano de los desterrados tal vez, llanto lastimero de nadie, creciendo entre campos y sin echar raíces. Solitario sin sombra, voz sin eco, sin resonancia alguna me pierdo en los sueños ajenos, expropiado de todo por no tener nada. Mi hogar carece de techo o paredes, está solo en mis manos que permanecen cerradas por la costumbre de no recibir sonrisa alguna, solo me alimento del cielo, del viento. Mis hermanos más cercanos la tristeza o la melancolía, sempiternos sentimientos, medios hermanos a medio morir sin ausencia. Los abrazos vienen del sol cuando quema, los besos de la lluvia cuando cae, los arrullos de las hojas secas. Mi tumba espera mas lejos de la frontera, allá donde no hay naciones, esa tumba sin marca, sin lapida o epitafio.